El contrato es un elemento indispensable cuando se vaya a hacer una mudanza. Es el medio que nos permitirá reclamar cualquier incidencia o hacer cumplir ciertas responsabilidades, tanto por parte de la empresa como del cliente. Exija siempre un contrato de mudanza cuando hable con la empresa que le prestará sus servicios.
Un contrato de mudanza es el documento que establece los derechos y responsabilidades de las dos partes que lo suscriben: cliente y empresa. Allí se recogen aspectos como quién se encarga del embalaje y desembalaje, montaje y desmontaje de muebles y demás actividades complementarias.
En líneas generales, el cliente adquiere unas obligaciones, como facilitar los datos necesarios para que la mudanza se haga con garantías de calidad:
- Tipo, número e importancia de los objetos a cargar
- Designación de los lugares de carga y descarga, especificando condiciones de acceso para personal y vehículos
- Descripción de artículos u objetos sujetos a una regulación especial
En la mayoría de contratos hay una cláusula específica sobre objetos valiosos. Entre empresa y cliente se deberá hacer una declaración de valor global de los enseres, que será la base de cálculo en caso de desperfecto o pérdida. Este el objetivo final del contrato: establecer las responsabilidades de las partes y posibles indemnizaciones por desperfectos, detallando las exclusiones.
En el contrato también deberá figurar la anulación del servicio por cualquiera de las dos partes (que contempla indemnización), todo los relativo al precio del porte y forma de pago, que se fijará antes del día de la mudanza, previo presupuesto con el visto bueno del cliente.
En FEDEM (Federación Española de Empresas de Mudanza) siempre le ofrecerán la posibilidad de firmar un contrato, para dejar todas las responsabilidades de ambas partes por escrito.