Otra modalidad de mudanza es la profesional, es decir, la que se encarga de trasladar enseres y mercancías propias de una oficina. En este caso, la variedad de muebles es menor (no hay una gran variedad de elementos, ya que casi todo se limita a mesas, sillas, estanterías, ordenadores o archivos), pero conviene tener en cuenta varios aspectos para que la mudanza se haga en las mejores condiciones.
Antes de empezar con el traslado, hay que tenerlo todo bien embalado. En una oficina hay gran cantidad de documentos que conviene almacenar con un orden establecido para que se puedan colocar sin problemas en su nueva ubicación. Cada usuario podrá establecer el que más fácil le resulte (orden alfabético, por cliente, o cualquier otro criterio), pero tendrá que comunicarlo a su personal para que todo el mundo ocupe las cajas bajo la misma selección.
Como en el caso de las mudanzas particulares, en las de oficina se recomienda tirar o deshacerse de todo lo que no se necesite: papeles, muebles, elementos de trabajo viejos, impresoras antiguas, ordenadores que ya no se usan…todo lo que se sepa de antemano que no va a tener utilidad en la nueva ubicación.
Un consejo: en primer lugar, empaquete las cosas que menos utilice, enumere las cajas de forma visible (un número en todas las caras de la caja) y peque en la parte superior un folio con una lista de todo lo que hay en su interior. Haga una copia de todos esos listados para comprobar que todo ha llegado a su destino.