Artículo de Justino Sanchón, gerente de FEDEM, en la revista Transporte Profesional
La Federación Española de Empresas de Mudanzas (FEDEM) ha celebrado los últimos días de mayo un nuevo congreso nacional, en esta ocasión la XI edición, que ha reunido en La Coruña a 170 personas relacionadas con el sector, entre congresistas, acompañantes y patrocinadores. Un nuevo evento, que ha contado con la colaboración de FEDEM Galicia, para encontrar, una vez más, desde la camaradería de los empresarios de mudanzas a la cooperación, y ayuda, de viejos y nuevos patrocinadores.
En esta nueva edición, FEDEM ha querido mirar hacia el futuro para tratar de afrontar el presente con más optimismo. Los organizadores son conscientes de que las empresas de mudanzas deben cambiar para mejorar; que las modificaciones legales, urbanísticas o medioambientales no beneficiarán al sector, todo lo contrario.
La realidad es clara, y en muchos casos, preocupante. Pero es la realidad. Las empresas, en este caso de mudanzas, podrán -o podremos- seguir lamentándonos, llorando o, incluso, patalear por lo que consideran injusticias o falta de tacto para un sector que ha sido maltratado por todos, que ha sido considerado como el hermano pequeño -y también pobre- del transporte de mercancías por carretera, y que adolece de una importante falta de unidad que impide una lucha más conjunta.
Es verdad que Europa ha puesto en marcha políticas medioambientales en las ciudades en las que no se ha tenido en cuenta el trabajo de un sector esencial como es el de las mudanzas. Es verdad que las ciudades están poniendo en práctica esas políticas a través de normativas urbanísticas que cierran los centros urbanos no solo a los turismos sino a los vehículos de empresas de mudanzas. Es verdad que falta una cooperación institucional con las asociaciones empresariales -entre ellas, FEDEM- para no dejar a nadie atrás.
Todo ello es verdad. Pero son caminos que no van a dejar de iniciarse -cuando no están iniciados ya-. Son iniciativas que continuarán, a pesar de los lamentos o las lágrimas que puedan soltar las empresas de mudanzas, entre otros sectores.