Según estudios psicológicos, hay tres elementos que generan gran cantidad de estrés: el divorcio, la muerte de un ser querido y una mudanza. Al contrario que las dos primeras situaciones, la diferencia de la mudanza es que, haciéndola bien, puede ser algo positivo.
Una mudanza haciéndola bien, puede ser algo positivo.
Una vez se tiene claro lo que se va a llevar, hay que decidir si se hace la mudanza personalmente o se contrata a una empresa de mudanzas. Es momento de evaluar la cantidad de cosas que hay y pedir presupuestos (se recomienda un mínimo de tres). Llegados a este punto, no hay que pensar solamente en las mudanzas más económicas, ya que, en muchas ocasiones, lo barato sale caro.
Primera toma de contacto
La empresa de mudanzas deberá visitar la casa para hacer un presupuesto en firme. Se recomienda no aceptar nunca un presupuesto por teléfono, ya que pueden surgir sorpresas desagradables el día de la mudanza.El presupuesto deberá ser por escrito y cerrado. Los presupuestos por cajas son ambiguos ya que, a la hora de la verdad, las cajas se llenarán más o menos y será la empresa la que decidirá qué es una caja.Es necesario comprobar que en el contrato figuran todos los datos de la empresa, que se trata de una empresa homologada y que dará todas las garantías en caso de que surja algún problema. Por supuesto, el seguro tiene que estar incluido en el precio final.